miércoles, 1 de abril de 2009

La cuarta urna es una locura en Honduras

Tegucigalpa, Honduras.
La pretensión del presidente Manuel Zelaya Rosales de que se instale una cuarta urna en las elecciones generales de noviembre, a manera de realizar un referendo para que la población diga si está de acuerdo o no con que se reforme la Constitución de la República, ha causado hilaridad entre algunos congresistas.
Zelaya dijo la semana anterior que sus asesores están preparando un proyecto de decreto para solicitar que el Congreso Nacional convoque a un referendo para consultar al pueblo si está de acuerdo con la reforma constitucional, cuyo contenido no mencionó. Sin embargo, los analistas entienden que en el fondo lo que el Presidente pretende es que la población se pronuncie si estaría de acuerdo con la reelección. Y aunque así sea, según el abogado Raúl Pineda Alvarado, no es posible convocar a un referendo para preguntar si el pueblo está de acuerdo con que se reformen los artículos relacionados con la forma de gobierno (pétreos).
Una locura
Para la diputada Doris Gutiérrez “eso de la cuarta urna es una locura. El pueblo va a ser convocado a elecciones para Presidente y designados presidenciales, corporaciones municipales y alcaldes y solo son tres urnas, incluso se elige a diputados al Parlamento de acuerdo con la votación que surge del nivel presidencial.
¿Una cuarta urna, para qué? dijo en forma sarcástica la diputado udeísta.
Para otros analistas como Matías Funes, que además es historiador y conocedor de la política en América Latina, la Constitución de Honduras no necesita reformas porque “es amplia y completa, quizá lo que hace falta es que sea aplicada en toda (su) concepción”.
Funes declaró que, posiblemente, lo que el Presidente anda buscando es que se genere un desorden en este país cuando en el Congreso Nacional le rechacen una iniciativa que pareciera no tener pies ni cabeza, puesto que solo habla de que preguntará a la población si está de acuerdo con que se reforme la Constitución.
Voces del rechazo
La iniciativa de Zelaya no tiene eco en su mismo partido. El presidente del Congreso, Roberto Micheletti, fue el primero que advirtió sobre esta iniciativa proveniente del Ejecutivo.
“En qué cabeza cabe que el Congreso Nacional, como la representación genuina apoyará una iniciativa para convocar a un referendo para aplicarse la guillotina”, es el pensamiento del diputado nacionalista, Mario Alexánder Barahona, quien se ha pronunciado en contra de la polémica cuarta urna.
De la misma forma, el diputado de la Democracia Cristiana y vicepresidente del CN, ha calificado la propuesta de Zelaya como de “trasnochada y sin sentido común”.
Y para rematar sobre el rechazo a esta iniciativa, el candidato del partido Liberal, Elvin Santos Ordóñez, ha dicho que “está fuera de orden”, porque a su juicio- la Constitución no necesita más reformas ya que es una de las más completas en el continente.
Santos ha sugerido al gobernante que procure abrir otros foros de discusión sobre temas trascendentes de la problemática nacional no en algo trivial como el de la cuarta urna.
Sobre el tema de la convocatoria a un referendo, el liberal Rafael Pineda Ponce y el nacionalista Juan Orlando Hernández han sido más puntuales al manifestar que no hay condiciones jurídicas para llamar al pueblo a pronunciarse sobre temas específicos.
Las figuras del plebiscito y el referendo fueron incorporadas a la Constitución de la República mediante la reforma del artículo número cinco.
Eso sucedió a finales de 2001 y estamos en 2009 y no se ha reglamentado el ejercicio de una votación de ese tipo, según ambos políticos.
La reforma dice que una ley especial reglamentará el proceso de celebración de las figuras de consulta y en el Congreso Nacional no se ha presentado tal iniciativa.
La pregunta que se hace el diputado Juan Orlando Hernádez es ¿bajo qué parámetros el Congreso Nacional dictaminará un proyecto de convocatoria a un referendo si no existe una ley especial al respecto?
Hernández ve muy remoto que este año el Congreso someta a discusión el tema en virtud de tener una carga rezagada de temas.

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